BERNHARD STÜBER · ARENA, CANELA O EL AMOR A LA GEOMETRÍA | Casa Gemela
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BERNHARD STÜBER · ARENA, CANELA O EL AMOR A LA GEOMETRÍA
Dicembre 2024

Difícilmente se puede reconocer el amor a la geometría en los objetos aquí expuestos a través de fotografías.Las construcciones son primero bosquejadas sobre papel, después aserradas a partir de palitos de paleta y triplay, luego pegadas con pegamento y finalmente recubiertas, por ejemplo, con arena de las cercanas playas del Golfo de México. Puestos en escena y fotografiados los objetos adquieren a través del  material utilizado una cercanía a su entorno, convirtiéndose casi en parte de él.

Bajo la fría luz invernal de mi patria alemana las construcciones enrejadas de la serie así fotografiada parecen acurrucarse en el tronco y las ramas de los deshojados árboles frutales o en los árboles centenarios de un parque.La superficie surcada de los añosos troncos concuerda con la de los objetos que fueron diseñados en el mismo tono, estableciéndose una misteriosa conexión entre su forma estrictamente geométrica y su portador sobre el cual fueron recargados, sobrepuestos o colgados sin ayuda de adhesivo alguno. El evidente contraste entre árbol y objeto aparece bien balanceado en la composición que solo existe como serie fotográfica que fija el momento del encuentro.

Una serie más de pequeños objetos muestra su parentesco a través de la uniformidad de dimensión de los palitos y la hoja de madera, de la superficie costrosa y del vidriado con polvo de canela común a todos ellos. Variaciones diversas de estas estructuras en rejilla nos procuran por medio del aroma de la canela una geometría aparentemente comestible. Una maravillosa ilusión….

Para concluir, cuerpos de madera listados con arena conforman un grupo que evoca una maqueta de obras arquitectónicas que en su cohesión monumental resultan reservadas y enigmáticas. Las juntas entre los palitos de madera que constituyen el objeto aparecen en parte llenadas con arena produciendo una piel dispuesta en estricto sentido vertical y horizontal. El interior permanece oculto, corresponde a la fantasía del observador asignarle un contenido.

BERNHARD STÜBER

Bernhard Stüber nació en 1952 en Karlsruhe, Alemania, y su trayectoria artística se ha definido por una constante búsqueda de la interacción entre la pintura, el diseño y el espacio. Formado en la Academia Estatal de Artes Plásticas de Karlsruhe y la Universidad de Karlsruhe, su labor se ha caracterizado por un enfoque interdisciplinario que ha abarcado desde el arte pictórico hasta el diseño arquitectónico.

A lo largo de su carrera, Stüber ha mantenido una relación estrecha con México, realizando estancias anuales desde 1982 en ciudades como la Ciudad de México y Mérida, Yucatán, lo que ha influido profundamente en su obra, integrando elementos de la cultura latinoamericana con su formación europea. Su carrera docente comenzó en 1979, cuando impartió clases de artes plásticas en un liceo de Baden-Württemberg, y más tarde continuó como profesor asociado en el Instituto de Fundamentos del Diseño de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Karlsruhe.

En su carrera profesional, Stüber ha recibido múltiples reconocimientos. Entre los más destacados se encuentran el Premio Arthur Grimm en 1988 y 1992, en las categorías de pintura y diseño gráfico, así como el primer premio en el concurso convocado por la empresa Brita en 1993, con una pintura sobre el tema del agua. Estos premios reflejan su habilidad para interpretar temas contemporáneos y su capacidad para expresar ideas complejas a través de medios visuales.

La obra de Stüber también se ha expandido al ámbito del diseño arquitectónico, realizando intervenciones en espacios públicos y privados, como el diseño de la entrada del Centro Cultural Antigua Maltería Mosbach (1996-1997) o la concepción artística del tanatorio de la comunidad de Obrigheim (1998-2000). En estos proyectos, su enfoque se ha centrado en la armonía del color, el espacio y la luz, creando ambientes que no solo son funcionales, sino también profundamente estéticos y significativos.

NADA QUEDA

Escultor y experto en el mercado del arte

En la playa yacen objetos que parecieran muy conscientes de su forma sobre la arena iluminada por el sol, pueden ser  arrollados por las olas impetuosas o colgados y en parte envueltos por las hojas de las despeinadas palmeras a orillas del mar. La rara belleza de los objetos en perfecta consonancia con el agua, la arena, las nubes y la luz del trópico impiden el pensar en su utilidad o su verdadera naturaleza. A menudo la falta de proporción perceptible entre el muy pequeño objeto y el entorno permite el surgimiento de una ilusoria gran dimensión del mismo.

Fueron fotografiados a lo largo de innumerables caminatas por las playas del Golfo de México que ocurrieron al correr de los años irregularmente. Así se fueron dando diferentes y variadas formas, cambiando las metas según la circunstancia. De ese modo aparecieron estructuras a menudo amorfas cubiertas enteramente con letras, algunas otras fueron parcialmente doradas para poner de relieve las partes frágiles aparentemente consistentes de arena, surgieron enrejados curvos, combinaciones con hojas secas marrón oscuro de plátano….

“>Los objetos elaborados en el taller consisten de palitos de paleta cortados de manera exacta, hoja de madera, cartón y están cubiertos con arena finamente cribada de la costa del Golfo.Por medio de la aplicación de varias capas de arena sobre las estructuras geométricas que poco tienen que ver con las formas naturales, se consigue una cercanía al paisaje costero circundante. Esta incorporación las despoja de su carácter de cuerpo extraño, sin restarles su misterio. No determiné una posición específica para los objetos que son estrictos en su forma y a la vez simples. Arriba y abajo son situaciones que se dan al acomodarlos. En su mayoría poseen un color claro arenoso o marrón como la madera que se corresponde con el de la playa y con el de las palmas secas que cuelgan de palmera. La estancia en la playa es corta. Los pongo en escena sobre la playa, en el agua,  en las palmeras cercanas al mar. El criterio siempre es conjuntar la contemplación del paisaje y la creación de un pequeño espacio en el que las formas encuentren cabida de una forma natural.

Fundamentalmente las estructuras de arena y madera son colocadas provisionalmente en el lugar elegido sin clavos ni adhesivos. Si se caen son reparados en el taller o eliminados definitivamente, o pueden dar lugar a nuevos objetos que regresan a la playa para ser fotografiados. La escenificación es fugaz. El hallazgo del lugar adecuado en la playa es para mí un maravilloso préstamo que me concede la naturaleza. En el diálogo de los objetos con la naturaleza circundante de la cual proceden sus materiales, éstos reconocen su transitoriedad.

La durabilidad a largo plazo de las frágiles estructuras no es una meta porque están predestinadas a existir sólo temporalmente. Son configuraciones evidentemente geométricas. En el lugar quedan huellas efímeras sobre la arena. La playa es y seguirá siendo el lugar anhelado, sin garantía de reencuentro. Lo que permanece son recuerdos fijados en fotografías que hablarán en la posteridad de mis momentos felices en la playa  y seguirán alimentando mi creatividad mientras sueño despierto.